- ¿Sí? - Contestó mientras jadeaba.
- Joder tío, te he dicho que no me cojas el teléfono si estas ocpado. - La voz de Borja, sarcástica sonaba a través del auricular.
- No tío, estaba en la ducha, dime, ¿que quieres?, hace frío.
- Nada, que me ha enviado un correo, la tipa esta... Noelia, la que iba con nosotros a clase, que van a hacer la cena a las nueve al final , y me han dicho que si teníamos algun problema con el cambio de hora.
- Bueno por mi no hay problema, ¿dónde quedamos?
- Pásate por mi casa a eso de las ocho, pero, ¿te encuentras con ánimos?
- Si bueno, todavía no se si los rumores son ciertos, así que no debería preocuparme todavía. Bueno te dejo, que he quedado con Susi para ir a tomar algo a la Salera y hablar del tema. Nos vemos tío.
- De acuerdo, ya nos vemos después. Ciao.
No tardo mucho en terminar de prepararse. Cogió el coche y se dirigió a casa de Susi. Al llegar, con el coche en doble fila, le hizo la típica llamada perdida para que supiese que le esperaba abajo.
Ya era de noche, y una de las farolas iluminaba levemenete el interior del vehículo. Dani sentía cómo su corazón le golpeaba fuertemente en el pecho, y como lentamente esas pulsaciones iban ascendiendo hacia el cuello. Se sentía bastante nervioso, de hecho, en el suelo, cerca de los pedales, yacían varias uñas mordidas. Diez minutos más tarde, Susi apareció por el portal del piso. Bella, reluciente como siempre, su melena morena ondeaba con cada giro de cabeza que ella hizo para cruzar la carretera; llevaba un discreto vestido de falda corta, con cuello alto, que dejaba ver cada curva de su cuerpo. Susi siempre había sido una chica delgada, de buen ver y de actitud aparentemente madura. Abrió la puerta del coche y al entrar intentó darle un beso a Dani, acto que este rechazó apartando levemente la cara.
- ¿Ocurre algo Dani?
- No, no es nada. ¿Vamos a la Salera o a algún sitio más íntimo?
- Dónde quieras, pero, enserio, ¿que pasa?
- Tú me dirás. - Dio media vuelta de llave y el coche rugió haciendo largo eco en toda la avenida Valencia.
En el camino hacia la Salera, ninguno de los dos habló. Dani andaba acostumbrado a conducir sin hablar con nadie, pues en su profesión, taxista, no solía hacer muchas amistades. Aparcaron el coche al final del párking, estaban solos, así que Dani apagó las luces y el motor, y, sin desabrocharse el cinturón, dijo:
- Quiero que me hables de Jacobo.
- ¿Jacobo? No entiendo - Dijo tartamudeando Susi.
- Si. He oido ciertas cosas que quiero que me cuentes.
- Mira, no se que habrás oido pero...
- Basta, Susi. - Cortó Dani - Cuéntame lo que pasó.
- Mira... - Dió un suspiro - Tenía pensado contartelo.
- O sea, que es verdad.
- No sabía lo que estaba haciedno iba borracha y...
- Sabías muy bien lo que estabas haciendo no me vengas con esas- Su tono cada vez era más enfadado-.
- Dani... Yo te quiero, y aquello fué un error.
- Eso no te lo niego, y de los grandes.
- Lo siento, fué un desliz.
- ¿Un desliz de cuanto? - Ahora ya casi gritaba - ¿Diez?, ¿Veinte?, ¿Cuarenta minutos?. ¿Una hora?
- Mira no creo que debamos seguir por ahí está conversación.
- Claro ahora me dirás con tus valores morales, de qué tengo que hablar y de qué no.
- Dani, yo... - Se echó a llorar -.
- No me vas a dar pena porque llores, esto lo has buscado tú, y no creo que deba seguir formando parte de tu vida.
- Pero cariño, yo te amo.
- Y una mierda.
Para entonces ya había arrancado el coche de nuevo, y se dirigió de nuevo hacia la avenida valencia, pero esta vez conduciendo de una forma bastante violenta.
- Dani para el coche, vas a hacer que tengamos un accidente. - Dijo entre sollozos Susi -. Lo siento por favor.
- ¿Ana lo sabe?
-¿Qué?
- ¿¡Que si Ana lo sabe!?
- ¡Si lo sabe! Pero lo pedí que no te dijera nada, no estaba lista para afrontarlo.
- No estabas lista para afrontar una cosa así, pero si para tirarte a ese hijo de puta. - Dijo mientras paraba el coche delante de casa de Susi.
- Te quiero. - Dijo a través de la ventanilla.
- Hasta nunca preciosa.
Por el camino a casa no dejo de lamentarse y echárse la culpa sobre todo lo que había pasado. No le apetecía volver a casa, para no dar explicaciones a sus compañeros de piso, por lo que tomó rumbo a casa de Borja, de todas formas ya casi era la hora a la que habían quedado. Borja vivía en una calle próxima al Museo de Castellón, en el Grupo Grapa. Como estaba convencido que iba a acabar pillando una fuerte borrachera aparcó el coche cerca y fué andando hasta casa de Borja.
Tocó al timbre.
- ¿Sí? - Contestó Borja.
- Soy yo tío, abre.
- Has venido pronto, espérate abajo mejor, y damos una vuelta.
En menos de dos minutos Borja ya estaba abajo, vestido con su típica chaqueta de cuero, y sus pantalones ajustados.
- Veo que no cambias el estilo de salir, ¿que hay del cambio de look que dijiste para esta semana?
- Ya llegará no te preocupes.
Caminaron un rato en silencio, comentando algunas cosas sobre la cena a la que iban a acudir, cuando se introdujeron en un callejón, que moría en el centro de Castellón, Borja hizo un alto con la mano y se sentaron en el suelo.
- Antes de llegar quiero que me cuentes lo que ha pasado con Susi.
- A cantado como una zorra.
- ¿Y cómo estas?
- Psst. Me lo esperaba, pero no deja de joderme.
- ¿Y como habéis quedado?
- La he dejado, pero no sé si para siempre. encima...
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Continúa en la entrada "Una de improvisación... (3, 2, 1, Impro! jijiji)"
Pronto la tercera entrega. Antes de nada, aclarar que es una historia que va hacia atrás. Gracias por leerlo.
Ángel.
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